Rango se había perdido. Pero encontró a la simpática Silvia Rojas y ya no la dejó. La siguió y Silvia, que sufre mucho con los animales, lo recogió. Lo estupendo es que tenía microchip, le pasamos el lector y Silvia lo entregó a sus dueños. Gracias a Silvia y a todos los que siempre se preocupan de estas criaturas.
ES MUY IMPORTANTE PONERLES EL MICROCHIP.