Estaba tirado en la calle, solo y muy enfermo.
Su corazón no resistió, estaba muy mal. No sabemos como pudo resistir tanto en la calle. Quizás porque estaba esperando los brazos y el cariño de alguien que le ayudara a sentirse querido en sus últimos momentos. Esa persona fue Nuria que lo cuidó y lloró como si hubiese sido suyo toda la vida. Gracias Nuria y ¡hasta siempre pequeño Chato!
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