Dorita estaba en un lugar inadecuado para ella. Llegó a casa para estar en acogida pero tenía problemas de salud y decidimos adoptarla. Fue feliz desde el primer instante. Daba saltos de alegría y le encantaban los mimos y caricias. Tenía 11 años y pasó con nosotros 7 años más, en los que nos regaló un amor maravilloso. Era muy buena y dulce. La adorábamos y la querremos siempre. Es inolvidable. ¡HASTA SIEMPRE, MI PRECIOSA Y DULCE DORITA!
CELIA GÓMEZ
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