Cuando conocí a Laika se me partió el corazón, daba penita y le prometí que me la llevaría tan pronto pudiera. El día que la adopté fue genial. Pon fin podría darle una vida llena de cuidados y mucho cariño. Era un encanto y vivió muy feliz los 4 años que estuvo en casa. Murió en mis brazos, llena de besos y lágrimas de amor y agradecimiento. ¡Estarás siempre en mi corazón, mi querida Laika!
CELIA GÓMEZ
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