Boira vivía en la calle, tenía miedo y daba mucha penita. La rescatamos y desde el primer día se dio a querer de una manera muy especial. Al principio la cuidó Rocío.
Aunque Boira nunca fue adoptada, en realidad ha tenido un hogar y una fantástica familia. Luna Lunera y Marta la quisieron muchísimo y la cuidaron como si fuera suya. Por eso, tienen el corazón roto y sus lágrimas afloran cada vez que la recuerdan. GRACIAS POR QUERERLA TANTO Y HACERLA TAN FELIZ.
¡HASTA SIEMPRE, QUERIDA BOIRA!
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